Yo no moriré de vieja,
ni de enfermedad, ni de olvido
yo morirè de amor
que bien es sabido que
he vivido para amar la hoguera
y consumirme en ella.
La calle olía a tierra mojada y los relámpagos en el cielo prometían una lluvia refrescante para la noche.
Caminé rápido, a pesar de que me agrada la lluvia, no quería entrar al teatro toda empapada. Llevaba mi ipod, escuchaba a los Pixies (cómo me gusta!!!) Gigantic, no sé por qué pero esa canción me hace sentir yo misma hahahaha, ya sé, estoy loca. Entré al teatro, todo en penumbra, de repente y sin aviso la voz de Ofelia Medina me retumbara en la cabeza: la necedad de Lucas Lucatero y la devoción hacía Anacleto Morones. El llano en llamas, la gran voz masculina mexicana, Rulfo, preciso, perfecto,irrefutable.
Risas aplausos cuchicheos. El público ardiendo en palabras y calor. Una pausa, como quien toma aire para sumergirse en la profundidad y oscuridad del mar, o de uno mismo
... Déjame hablar, mordaza, una palabra
para decir adiós a lo que amo.
Huye la tierra, vuela como un pájaro.
Su fuga traza estelas redondas en el aire,
frescas huellas de aromas y señales de trinos.
Todo viaja en el viento, arrebatado.
¡Ay, quién fuera un pañuelo,
sólo un pañuelo blanco!
Rosario Castellanos salía como ave fenix, como una flama encendida por Medina... Despedida y Misterios Gozosos, que alegría, que nudo en la garganta... yo quiero morir tambien de amor... pero sé que moriré sola y quizas electrocutada. La llama estaba encendida, y yo no pude aplaudir, solo mostraba una sonrisa.
Salí a la calle y por primera vez temí que lloviera.
1 comentario:
Imagino que no mueres sola, sino llena de mí y de otros. Por supuesto, mueres de amor.
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